Fuente: https://thehavok.com
Generar nuevas ideas para beneficio último de las grandes mayorías de la sociedad es traer soluciones a los problemas de aquellas, que con eficacia, eficiencia les otorguen una manera sostenible de mejorar su calidad de vida como individuos y grupos. Este proceso puede abarcar y requerir numerosos ámbitos más allá del lucro o las comodidades tecnológicas, trayendo consigo un ambiente de empatía, comunicación, conocimiento y salud integral para todos.
De otro modo, un sistema de actores atomizados, vulnerables, e instituciones indolentes, siempre estará destinado a un eventual fracaso, trayendo consigo desintegración del tejido social y las relaciones de cooperación que intentaba mantener.
Para evitar los peores efectos de ignorar lo social, como la marginación, la pobreza extrema y la falta de interés del sistema para resolver este y otros problemas, han surgido variadas iniciativas desde la propia sociedad civil para ofrecer soluciones a largo plazo. Ejemplos de ello son Kallari y Muyu Coffee, que a pesar de poseer un enfoque de empoderamiento económico, también tiene un elemento esencial de empoderamiento comunitario ante el mercado. Otros proyectos como Techo Ecuador y Wambra Ec no solo brindan servicio a comunidades vulnerables, sino también empoderamiento educativo para generar valor social, mientras que Sistema B promueve la cultura institucional equitativa y transparente en sus capacitaciones.
CODEIS también forma parte de aquellos actores vivos de la sociedad que busca promover innovación social con su propio granito de arena; la iniciativa más importante que hemos adoptado en este sentido es De Cero a Cien.
En un contexto donde la falta de empleo adecuado afecta a 7 de cada 10 ecuatorianos, una situación siempre fluctuante de conflicto armado interno contra grupos de delincuencia organizada desincentiva las inversiones privadas tradicionales del sistema económico globalizado, y existen serias falencias en la gestión y distribución de los activos públicos, la primera opción de nuestro pueblo es lanzarse a emprender.
Es así que mediante nuestro programa, podemos identificar a los más vulnerables entre nuestra gente pero también a aquellos que vienen a nuestro país, luchando a diario por un futuro mejor, beneficiando con sus productos y servicios a los demás. Paso seguido, a quienes decidan formar parte se les otorga las herramientas de empoderamiento comunitario así como los conocimientos para levantar y expandir sus emprendimientos mejorando la situación en su entorno social, abriendo oportunidades. Estas pasan por la accesibilidad a medios de financiación, visibilidad de marca y aportando valor a sectores demográficos deprimidos por la recesión, la inseguridad o la dificultad de acceso por situaciones geográficas, dado que se vuelve más atractivo a la inversión ciudadana sostenida y no solo a financiación o apoyo de empresas o Estado.
Gracias a todo ello, se pueden cumplir nuestras metas, las cuales son la inclusión financiera a largo plazo de personas y comunidades vulnerables en el sistema, el desarrollo sostenible de esas comunidades para brindar oportunidades por sí mismas, consolidación de los nuevos negocios y su resiliencia económica en un contexto siempre cambiante.
A la presente fecha, De Cero a Cien se ha aplicado en contextos tales como Quito, Ibarra y Cuenca así como en otras partes de Pichincha, Imbabura y Azuay, con miras a expandir a futuro sus operaciones para replicabilidad en más provincias del Ecuador. Nuestro modelo de construcción de competencias para formar bases de crecimiento se apoya en un sistema de talleres, complementado por campañas temáticas de concientización y videos educativos a través de redes sociales (Meta Business y TikTok) para amplificar el alcance de beneficiados. Nuestros emprendedores locales y migrantes, sobre todo aquellos de nuestra pujante comunidad venezolana, podrán de este modo introducirse, empaparse y aplicar en la realidad métodos de administración de PyMES, gestión financiera, activación de marca y modelos de negocios.
Tal y como se puede ver, aunque la innovación social no sea en sí un asunto puramente económico, al integrar con la promoción del emprendimiento en la incertidumbre, puede arrojar una luz mediante la construcción de capacidades verificables y escalables. Con las herramientas adecuadas, los que tradicionalmente son dejados de lado tienen oportunidad de beneficiar a miles de familias al integrarlas en un sistema, ofreciendo además herramientas para que este comience a cambiar desde adentro.
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