Fuente: Fundación Quito Eterno
Empoderar a las comunidades del Ecuador y de cualquier otra parte del mundo mediante ideas nuevas para abordar sus problemas no debe ser solamente, ni se espera en principio que sea tarea exclusiva de grandes inversiones tradicionales. En medio de un contexto de incertidumbre económica e inestabilidad política, se deben buscar alternativas para el avance de proyectos e iniciativas que aborden problemas de una forma no ortodoxa, y tal opción puede encontrarse en la propia sociedad civil, en este caso a través del crowdfunding.
En nuestro país han nacido varias iniciativas gracias al uso de esta herramienta, en la que el poder del consumidor promedio es capaz de promover sus intereses comunes en el sistema de mercado. Una de ellas es Ayni App, que impulsó así su desarrollo inicial y ahora es referente para la mediación directa entre consumidores y productores orgánicos alejados entre sí, promoviendo el comercio justo. También existen ejemplos de expansión de operaciones, tales como el de ReciVeci, un servicio de reciclaje que empleó este método para crear centros de acopio de desechos y compra de equipo industrial. Por otro lado, el crowdfunding puede servir para promover un turismo innovador y sostenible, como en el caso de Quito Eterno, donde se emplea para financiar actividades culturales o material didáctico relativo a la urbe capitalina, sus tradiciones y leyendas, o como hizo Killa Lodge, para financiar la implementación de programas de conservación natural para así favorecer un eco-turismo respetuoso con las culturas indígenas.
Tales financiamientos sirven para comenzar a consolidar la idea en un esquema real aplicado rentable, pero los emprendimientos, tal y como una vida humana, pasan por etapas de desarrollo, y en el caso ecuatoriano, es común que los negocios nacientes cierren antes de superar los 4 años desde su fundación. Por ello, en la tierra donde más emprendimiento se realiza de toda América Latina, una vez obtenido un impulso inicial, se requiere muchas veces un segundo para la consolidación, lo cual puede ocurrir de dos maneras, indirecta o directamente. El primer caso es lo que se conoce como una inversión de capital semilla, mayormente realizadas a través de organizaciones sin fines de lucro, mientras que el segundo ya afecta a negocios que en su estado actual han llegado a visibilizarse como los más rentables del sector PyMEs, las inversiones de impacto.
Fuente: https://queondagye.com
Vamos primero con los capitales semilla, que suelen ser en cantidad las inversiones de menor coste y riesgo para el aportante pero representan una oportunidad para los beneficiarios de micro y pequeña empresa si se administran eficazmente. Ejemplos de ello los tenemos nosotros mismos en CODEIS como herramienta vital para el impulso a los emprendedores en nuestros programas de upskilling, enfocado a aquellos que participan activamente y han demostrado con datos y evidencia palpable un progreso significativo desde su punto de partida. De esta forma se les da un medio para la adquisición de mayores insumos, herramientas de valorización de su marca y la oportunidad de activar prestaciones de servicios esenciales para que la gestión de sus emprendimientos arranque a una siguiente fase.
El principal fin es promover que tales negocios a pequeña escala lleguen a ganarse una identidad y credibilidad dentro del mercado mediante una propuesta de valor, y de este modo beneficiar a más personas dentro y fuera de sus comunidades. También, mediante el lanzamiento de marca y la creación de prototipos, el emprendedor podrá lanzar en menor tiempo y con mayor calidad sus productos para atraer a sí mayores inversiones de partes grandes interesadas, en este caso, en innovación e impacto social. En este respecto, el apoyo de nuestra corporación también contribuye a respaldar al emprendedor como alguien ya tomado en cuenta, capacitado y avalado por una organización sólida.
Entonces las empresas micro y pequeñas pasan a convertirse en medianas empresas innovadoras, las cuales, para su mayor aval y expansión de mercado, pero siempre produciendo un valor para las comunidades de las que procedes y las cuales empoderan, bien pueden requerir ese mayor impulso. Es aquí donde entran en las inversiones de impacto, mucho más grandes y diversificadas, que diversos tipos de organizaciones realizan, yendo desde las grandes multilaterales hasta el sistema público de bienestar social, las grandes empresas nacionales e internacionales, y los centros de educación superior.
Fuente: https://blogs.iadb.org
Existen de esto diversos ejemplos, como los programas de inversión y asistencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para las soluciones tecnológicas que atiendan los problemas sociales de comunidades vulnerables en nuestra región. Otros proyectos importantes incluyen la promoción de emprendimientos sociales y de inclusión financiera mediante las microfinanzas que realiza en Fondo Multilateral de Inversiones de este mismo banco, el cual también incluye programas de capacitación. La Corporación Financiera Nacional también ha levantado un Programa de Apoyo al Emprendimiento Innovador en los sectores salud, educación y sostenibilidad mediante líneas de crédito a tasas preferenciales, y en ese sentido, centros de educación como la Universidad San Francisco de Quiro han desarrollado sus propias incubadoras de emprendimiento con mentoría y coworking incluido.
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